Cada familia conoce a sus hijos, a algunos les hace falta un refuerzo mayor para que no empiecen mal el siguiente curso mientras que con otros solo hay que cultivar el buen habito adquirido durante el curso.
Estudiar aunque no haga falta es una buena oportunidad para no perder el ritmo y acercarse a las materias que no gustan demasiado desde un lado más positivo. “Como todo en la vida, hay que encontrar el equilibrio justo.
Podríamos establecer una rutina para que los niños sepan que cada día deben dedicar una media hora a alguna actividad académica. Con ello conseguimos que se mantenga el hábito y los niños se sienten más seguros y confiados al empezar las clases.
Podemos aprovechar los enlaces que nos han ofrecido desde el colegio, y si nos decidimos por las actividades interactivas, la media hora se les hará corta.